
Gehry mezcla la libertad de creación que le permite el arte (sin límites), con las restricciones de la física en la arquitectura, para generar obras arquitectónicas que parecen cobrar vida propia. Le gusta lo raro: formas abstractas, mezcla de planos y líneas inclinados y retorcidos, generando volúmenes casi incomprensibles.
Se sale de la línea habitual en arquitectura, entendiendo el arte como una herramienta muy poderosa en arquitectura, debiendo expresarla como tal. En esto influye su relación social dentro del grupo de los artistas. Rompió moldes desarrollando formas arquitectónicas vivas, escapando de las reglas restrictivas de la arquitectura, que tanto molestan a Gehry.
Su entendimiento de la luz le lleva a jugar con ella, tanto de forma natural como artificial. Unido a sus formas originales crea espacios inverosímiles, resolviendo al mismo tiempo problemas de materiales, y funcionalidad del edificio.
Trabaja en varias escalas sobre las maquetas, para obligarse a pensar en el edificio real, y no centrarse solo en un objeto (la maqueta). A través del dibujo no podía reflejar la realidad se sus obras; la informática se lo permitió. La técnica de digitalización informática de maquetas a un modelo 3D, le permite mayor libertad al diseñador para trabajar las formas del edificio sobre la maqueta y dar rienda suelta a su imaginación desarrollando las ideas iniciales.
Sin lugar a dudas para Gehry la arquitectura es una forma de hacer arte al servicio del hombre, entendiendo un edificio como una escultura funcional. En cuando a su peculiar forma de vestir sus obras, le gusta generar movimiento y vida.
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